Lugar: Alicante
"Me anima el hecho
de que existan espacios de participación en los blogs, ya que es una
buena forma de que los/as lectores/as podamos participar en los
mismos. Y en este caso en particular, me parece una idea muy
divertida poder leer anécdotas de otras personas surgidas a raíz de
haber prestado un libro. No obstante, creo necesario remarcar el
hecho de que, en este aspecto, me siento triste por tener algo que
contar.
Siento mucho amor
por cada uno de los libros que ocupan mis estanterías. No soy una
persona a la que le guste prestarlos. Y siempre que alguien me lo
propone intento rehuir su propuesta de la forma más educada posible.
A pesar de ello, a veces no sabes decir que no.
Cuando he prestado
un libro he vivido en tensión cada uno de los días, horas, minutos
y segundos en los que éste ha vivido separado de mi, ya que me
inunda un sentimiento inmenso de miedo de que no vuelva a mis manos o
que vuelva en condiciones distintas a las que tenía cuando lo
presté.
Por regla general,
nunca he tenido problema, ya que afortunadamente he dado con personas
respetuosas. No obstante, de no haber vivido alguna experiencia no
estaría escribiendo ésto, ni vosotros/as estaríais leyéndome.
Hace ya, si mi
memoria no me falla, cerca de un año que le presté un libro a mi
mejor amiga. Y llegados a este momento, he de reconocer que tengo un
problema, ya que tiendo a empeñarme mucho en las cosas, y
generalmente, en cosas de especial dificultad. A mi amiga no le gusta
leer, o eso afirma. Y yo siempre he intentado, con muchísima
persistencia, que se iniciara en la lectura, ya que creo que lo que
necesita es encontrar historias que la atrapen. Por ello, le dejé un
libro que me había gustado mucho, con la esperanza de que le
apasionara, lo devorara y me lo devolviera. Como ya podéis imaginar
no fue ésto lo que ocurrió. Lo leyó, a trancas y barrancas (de
hecho no estoy segura ni si quiera de si se lo terminó) y a día de
hoy el libro aún sigue en su casa. Se lo he pedido en innumerables
ocasiones, ya que para algo hay confianza entre nosotras, pero siendo
realista, no sé el tiempo que pasará hasta que consiga recuperarlo.
La conclusión es
que si antes era reacia a prestarlos, después de vivir determinadas
experiencias aún lo soy más".
Hola, yo si tengo esa anécdota. Hace ya varios años le presté un libro a una amiga y con toda mi buena intención lo hice, con tan mala suerte que a día de hoy todavía no me lo ha devuelto. Pero bueno que le vamos a hacer de todo se aprende y yo ya no dejo a nadie, solo a mi familia a la que si tarda voy a su casa y me lo llevo. ;-)
ResponderEliminarUn beso y suerte con el libro que prestaste y que vuelva a tus manos.