17 de marzo de 2015

LA PRÁCTICA DEL CAOS, Daniel Ibiza Sánchez (Editorial Luhu, 2014)


  Cumpliendo con todas las características de la novela negra, el escritor Daniel Ibiza sobrepasa los límites en los que suelen encuadrarse este tipo de novelas y ofrece la posibilidad de captar nuestra atención ante la originalidad de la historia que narra en La práctica del caos.

  Danilo Gabalda, forma parte de una organización de mafiosos, o mejor dicho, está a disposición de ellos, puesto que él mismo no es capaz de tomar ninguna decisión. Ni tan siquiera una tan trascendental como es apartarse del mundillo que lo rodea, al que no quiere pertenecer. O sí.

  El carácter de Danilo está definido a la perfección: indeciso, cobarde, compasivo…todo lo que no cabe esperar de un miembro de una organización criminal. No obstante, esta personalidad en el personaje principal es lo que considero más característico de la novela, ya que, nos muestra cómo sus personajes, a pesar de moverse en un ambiente tan turbulento, tienen emociones que cada uno expresará según su personalidad, pues cada uno de los protagonistas tiene su rol: el violento, el pasota, el cobarde y el que no pinta nada.

  Todos los personajes forman parte de la misma misión, sin embargo, al tratarse de una novela escrita en diferentes voces, el/la lector/a puede percibir cómo, al igual que en la vida real, una misma situación puede verse desde diversas perspectivas, dependiendo de la moralidad e intereses que tiene cada persona.

  Más allá de las violentas escenas del libro, me quedo con sus moralejas. Este libro invita a reflexionar sobre la necesidad que tenemos los seres humanos de actuar conforme a nuestra moral, y el gran esfuerzo que nos supone conseguirlo, o intentarlo.

  En el nudo de la novela da la sensación de que el autor no va a ser capaz de dotar de coherencia el final de la historia, no por falta de capacidad sino por la situación tan caótica a la que se enfrentan los personajes. No obstante, en el desenlace, no solo esclarece todos los embrollos sino que, además, con extraordinaria agilidad nos ofrece un final inesperado (al menos para mí), en el que no falta la tensión.


  Frase destacada:

  “Lo que Trucco quiso enseñarme es que era una cuestión de intereses: interesa que haya drogas, interesa que haya apuestas, interesa que haya prostitución, interesa que haya timos, todo interesa. Son actividades perseguidas por la sociedad para autodefinirse como los buenos, para obtener el placentero apoyo social. Algo que nunca olvidaré de lo que me dijo Trucco es que el ser humano es por naturaleza imperfecto, y nada de lo que pueda crear podrá ser perfecto”. (Página 213)


María

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