Veinticinco capítulos componen la
obra de Carolina Cutolo: Romanticidio. “Un funeral” es el título del primer
capítulo, lo que contrasta con la contraportada color rosa del libro.
Marzia Caportoti es la protagonista,
interviene en todas las escenas plasmadas en el. Es una chica de 25 años que
dirige su vida a su antojo, sin límites ni prejuicios, guiándose en exclusiva
por su automatismo.
Un accidente de lo más
inverosímil lleva a Marzia directa a la cama del hospital. Durante un periodo sufre
un coma lúcido que le permite ser consciente del goteo de visitas de sus
familiares y amigos/as.
En ese escenario se desarrollan
todos los acontecimientos del libro, guiados por sus diálogos internos,
narrados en primera persona, lo que nos hace creer que estamos en la butaca del
hospital, al lado de Marzia, como espectadores/as invisibles.
Con la facilidad que proporciona
la certeza de que no te van a replicar, sus visitantes reflexionan en voz alta
a los pies de su cama, sin reparar en que Marzia escucha las confesiones que le
hacen. Y ella, con la impotencia de no ser oída, presenta al/la lector/a cada
uno/a de sus visitantes y nos explica los motivos por los que asigna un
determinado cóctel a la personalidad del/la visitante en cuestión. Lo que ella
llama Teoría del cóctel-personalidad.
El tema central son las
relaciones personales de la protagonista con su familia, sus amigos/as y
parejas. Conforme a la agria personalidad que la caracteriza, la protagonista
tiene numerosos prejuicios injustificados sobre las personas. A medida que
avanzamos la lectura, comprobamos cómo los prejuicios se deshacen. En concreto,
cambia para bien la tensa relación de la protagonista con su madre, que pese a
lo que ella creía, la cuida con esmero y no sale de la habitación del hospital
ni un solo momento.
El humor irónico está presente en
toda la obra, o al menos así la he interpretado yo, adepta de este recurso
que nos permite expresar nuestras ideas sin ofender a quienes no las comparten.
En definitiva, el libro invita a
la reflexión, a liberarnos de los prejuicios que tanto nos limitan en las
relaciones personales y, a dar oportunidades a las causas que creíamos
perdidas.
Sin olvidar la última parte: “Los
cócteles del Romanticidio”, dedicada a explicarnos la preparación de los
cócteles, el personaje al que se asigna y la historia/origen del mismo.
En cuanto a las palabras que la
lectura del libro me ha permitido incorporar a mi vocabulario, son
las siguientes:
·Imberbe (P. 60): Que no tiene
pelo en la barba o tiene muy poco, en especial si es joven.
·Erotomanía (P. 25): Deseo sexual
exagerado o exacerbado en una persona.
*Frase destacada:
“En una visión tan maniquea me cuesta entender por qué no es natural
simpatizar con Lucifer, chivo expiatorio de todos los males del mundo,
responsable de todos los pecados, de todas las debilidades humanas. Y en vez de
darle las gracias que merece, porque en realidad siempre es todo culpa suya, se
lo señala y condena como el más malo entre los malos, como si el mal y la
maldad no los tuviéramos ya dentro cada uno de nosotros sin la ayuda del personaje
imaginario al que decidimos atribuirle la responsabilidad.” (P. 70)
María
María, la palabra es imberbe, con dos bes, te la has apuntado mal. Y ya de paso pon el chivo expiatorio con x, que se te ha ido el dedo al teclear y lo has puesto con s. El chivo nos libra de los pecados, pero no nos espía, para eso ya están las agencias de seguridad y Google.
ResponderEliminarBesicos.
¡Hola Is! ¿No serás el Ojo de Sauron? Yo conozco a uno que cuando se da cuenta de que repite varias veces en un párrafo "por tanto" lo comunica en privado... jajajajaja. Besos. (M)
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